Luna llena
- Danny Franco
- 2 ago 2024
- 2 Min. de lectura

Como docentes universitarios, a menudo nos enfrentamos a situaciones que desafían nuestras propias creencias y conocimientos. En una ocasión, mientras recorría las áreas demostrativas de la universidad junto a un colega criollo, como se refieren a los profesores no indígenas, en ese entonces creía que “los estudiantes tenían docentes criollos para áreas más científicas y profesores indígenas para áreas que considerábamos menos científicas.”
Durante nuestro recorrido, llegamos al área de canoas o curiaras, un espacio delimitado en el bosque destinado a la construcción de estas embarcaciones utilizadas en los ríos de la Amazonía. El profesor indígena les indicaba a los estudiantes que debían cortar el árbol para hacer la curiara durante la luna llena. Cabe destacar que estas instrucciones se impartían en su idioma autóctono, y un estudiante realizaba la traducción simultánea.
Mi colega criollo, escéptico ante estas indicaciones, decidió cortar un árbol sin tomar en cuenta la luna y unirse a la clase, aunque fuera en un momento diferente al indicado por el profesor indígena. Aplicó técnicas como la quema controlada para sellar. Después de una semana de arduo trabajo, cuando echaron la curiara al río, para sorpresa del colega, se hundió.
El profesor indígena, un maestro de los saberes ancestrales, explicó a los estudiantes que, durante la época de luna llena, las sabias del árbol suben a lo más alto de la copa, y el tronco queda seco, lo que permite que sea más ligero, fácil de tallar y sellar. El árbol que se hundió tenía demasiada aceite o resina en su cuerpo, según la traducción del estudiante.
Esta experiencia me hizo reflexionar sobre la importancia de estar abiertos a aprender de otras formas de conocimiento. Como docentes, a menudo tendemos a confiar en nuestros propios saberes y a menospreciar las tradiciones ancestrales. Sin embargo, este encuentro me demostró que hay mucho que podemos aprender de las comunidades indígenas y que la integración de sus conocimientos puede enriquecer significativamente nuestras prácticas educativas, me enseñó que debemos estar dispuestos a cuestionar nuestras propias creencias y a aprender de otras formas de conocimiento. Como docentes universitarios, tenemos la responsabilidad de fomentar un diálogo intercultural y de valorar los saberes ancestrales como una fuente valiosa de aprendizaje y desarrollo sostenible.
Danny Franco
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